Paso 80: Sydney...

¿Por donde empiezo? ¿Cómo resumo en un paso todo lo vivido en los últimos días? Complicado...

Sydney, the Harbour City! Tras un cambio de vuelos con Tiger Airways, con la que recomiendo encarecidamente que no voléis salvo extrema necesidad, tuve que elegir si alargaba un poco más la agonía de quien allí me estaría esperando o buscar alguna otra alternativa. Teniendo en cuenta que hacer esperar 9 horas en el aeropuerto a alguien que viene de un viaje de 36 horas es poco menos que cruel y las ganas que tenía de darle una sorpresa, no había que pensar mucho más que en cómo pasar la noche en el aeropuerto porque a las 6:50 tenía que estar en la T1 de Kingford-Smith, el Aeropuerto Internacional de Sydney. La posibilidad de bajar a la ciudad a dormir un rato no era demasiado cómoda ni económica así que una pequeña búsqueda por Internet y encontré esta página web que nos explica las mejores maneras de sobrellevar una noche en el frío suelo de un aeropuerto, con revisiones de usuarios que lo han vivido en primera persona (en unos días a ver si actualizo el de Sydney).

A modo de resumen, diré que estuve viendo el Open de Australia (Federer - Tsonga) hasta que cerró el McDonalds de la terminal de llegadas y luego me tiré a dormir en los asientos acolchados del mismo, hasta que a medianoche los de seguridad "acorralaron" entre vallas de seguridad a todos los homeless que, como yo, intentaban conciliar el sueño entre el suelo y los "cómodos" asientos que suelen instalar en los aeropuertos, solicitándonos previamente el pasaporte y el itinerario de vuelo del día siguiente para dejarnos quedar allí o, como alguno, pasar la noche en la calle hasta las 3 am en que la terminal volvía a abrir. Como era de esperar, apenas pude pegar ojo un par de horas escasas y de aquella manera... A las 6 en pie y, al menos, tuve acceso a las duchas públicas y gratuitas del aeropuerto y hasta pude parecer una persona de nuevo...

Después, muchos nervios, esperas interminables que por fin se acaban, miedos, sorpresas, sensaciones indescriptibles... Es muy difícil explicar lo que se siente en un momento que había vivido en mi mente tantas veces y se convierte en real tras mucho tiempo. Ya no hay que seguir imaginando, sólo disfrutando el momento. Y sentir que todo el camino andado, aún siendo tan largo, tiene un final después de todo.

Lo que prometía ser un día duro de pocas horas de sueño, largo viaje y búsqueda urgente de piso se convirtió en una tranquila mañana de paseo por la bahía con visita al Opera House y el Harbour Bridge y una relajante tarde de playa en Bondi Beach. Spanish style, mañana será otro día.

Y vaya si lo fue. Pocas veces he caminado tanto en mi vida, cruzando el corazón de la ciudad de norte a sur en innumerables ocasiones. Y lo que íbamos viendo a nuestro paso no daba demasiada moral. La verdad es que lo del alojamiento en Brisbane es complicado a veces pero lo de Sydney es increíble! Salones con gente durmiendo en literas o con camas con cortinas en el medio a 150$ la semana, gente compartiendo habitación con otras 4 personas... ¿Pero tanta necesidad tiene la gente para vivir en esas condiciones? Al final del día no sabíamos si reir o llorar...

Pero, confirmando que muchas veces sólo es cuestión de actitud, cruzamos una vez más la ciudad al día siguiente con la convicción de que encontraríamos piso y ... voilá! Habitación para un mes al primer intento. No era la mejor del mundo pero estaba decente y a un precio razonable. Siendo egoísta, lo mejor de encontrar habitación fue la posibilidad de disfrutar del breve resto de mi estancia conociendo la ciudad... y a Laura. Además estaba la liberación de no tener que volver a Brisbane sabiendo que ella se iba a quedar en un backpacker. De todas formas, ninguno de los dos teníamos aún idea de que en dos días nada de esto tendría la menor importancia.

Porque las horas iban pasando con los buenos momentos. Los recuerdos que en teoría iban a hacer más llevadera la espera hasta el próximo día que nos viésemos resultaron ser una trampa que harían ese tiempo aún más insufrible. No se echa más de menos lo que más tiempo llevas sin tener sino aquello que más necesitas.

Y así pasaron un par de días bajo la lluvia de una gran tormenta, escuchando nuevas historias, compartiendo secretos, expresando ideas, regalando sonrisas y miradas. Esos dos días son los que me llevan al final de este paso: uno de esos momentos en que se decide que en la vida uno tiene que arriesgarse y dejarse llevar, aunque no fui yo quien se atrevió esta vez.

Lo que iba a ser una breve despedida de Sydney se ha convertido en algo más permanente. Algún día volveré de vacaciones, a acabar de ver las cosas que me perdí esta vez como Mainly o la ruta entre Bondi y Coogee. No es que esta historia se haya terminado. Continuará pero en un nuevo escenario (Brisbane) a partir de la semana que viene. Y, aunque tenga que buscar piso de nuevo, lo haré encantado porque tendré ayuda y será para dos ♥.

Hay más partes de este paso que se quedarán escondidas como mi vuelo cancelado de vuelta a casa (1 día extra en Sydney) o las terribles inundaciones que sufrió Queensland mientras estuve fuera. Pero, sinceramente, no creo que a nadie le interese esta parte :)

Decía en el paso anterior que mi vida en Australia iba a entrar en un plano diferente. No podía haber estado más acertado...